Por Martín R. Santos. Hace algunas semanas atrás Sheilah E., usuaria de la red LinkedIn (recomendable), alertaba sobre el comportamiento irresponsable de algunas páginas web de contactos cuyo objetivo era lisa y llanamente aumentar su número de personas usuarias.
El modus operandi es sencillo: una vez que nos registramos a partir de la invitación de alguien que conocemos, nos ofrecen buscar en nuestra agenda de correo electrónico (nos piden la clave) los nombres de las personas con las que podemos interactuar desde dicha plataforma o red. Argumentan falsamente que varios de nuestros contactos ya están registrados y que para comunicarnos sólo debemos invitarlos a aceptar nuestra comunicación. Y ahí está la falsedad: nuestros contactos no forman parte del usuariado y pasan a serlo porque confían en nuestra invitación. Y la rueda se multiplica...
Este tipo de conductas irresponsables de parte de los emprendimientos de Internet (Visible Path y Hi5 son algunos de los cuestionados, por lo que estuve consultando) hacen que la verdadera utilidad -y por consiguiente el potencial- de las redes sociales online se vea menoscabada.
La fuerza de estas nuevas opciones que brinda la tecnología para entrar en contacto con amistades, colegas, compañeros y compañeras o incluso con los contactos de nuestros contactos -algo así como un efecto viral que multiplica una agenda de 40 apellidos hasta lograr una red de miles y miles de personas- es precisamente la posibilidad de compartir información.
Desde su indignación, la pregunta de Sheilah era si hacía bien en considerar a este comportamiento como decepcionante. Desde ya, creo que sí lo es y que está más cerca de un robo de información que una propuesta para compartirla.
Si bien está en la moral de cada cual ser responsable o abusar de los permisos de la alegalidad, debería comenzar a regularse este tipo de cuestiones que surgen irremediablemente a medida que crecen los canales de comunicación entre las personas.
El modus operandi es sencillo: una vez que nos registramos a partir de la invitación de alguien que conocemos, nos ofrecen buscar en nuestra agenda de correo electrónico (nos piden la clave) los nombres de las personas con las que podemos interactuar desde dicha plataforma o red. Argumentan falsamente que varios de nuestros contactos ya están registrados y que para comunicarnos sólo debemos invitarlos a aceptar nuestra comunicación. Y ahí está la falsedad: nuestros contactos no forman parte del usuariado y pasan a serlo porque confían en nuestra invitación. Y la rueda se multiplica...
Este tipo de conductas irresponsables de parte de los emprendimientos de Internet (Visible Path y Hi5 son algunos de los cuestionados, por lo que estuve consultando) hacen que la verdadera utilidad -y por consiguiente el potencial- de las redes sociales online se vea menoscabada.
La fuerza de estas nuevas opciones que brinda la tecnología para entrar en contacto con amistades, colegas, compañeros y compañeras o incluso con los contactos de nuestros contactos -algo así como un efecto viral que multiplica una agenda de 40 apellidos hasta lograr una red de miles y miles de personas- es precisamente la posibilidad de compartir información.
Desde su indignación, la pregunta de Sheilah era si hacía bien en considerar a este comportamiento como decepcionante. Desde ya, creo que sí lo es y que está más cerca de un robo de información que una propuesta para compartirla.
Si bien está en la moral de cada cual ser responsable o abusar de los permisos de la alegalidad, debería comenzar a regularse este tipo de cuestiones que surgen irremediablemente a medida que crecen los canales de comunicación entre las personas.
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