Por Martín R. Santos. En Argentina se ha aprobado la "Nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual", que deroga la regulación a los medios de información que se realizó durante la última dictadura militar.
El contexto quizás no fue el ideal. Para mucha gente, sobre todo para las partes perjudicadas, la decisión política sólo tenía sustento en la disputa de poder que se ha generado durante los últimos dos años entre el Gobierno y el Grupo Clarín, la empresa del rubro más poderosa del país y principal perjudicada. Sin embargo, el periodismo independiente y el público con conocimiento del tema se han mostrado a favor de la modificación a la norma en tanto la entienden una democratización de los medios.
Entre los puntos más importantes, se destacan:
a) Los grandes medios tendrán ahora tan sólo un año para vender las señales y frecuencias que hacen peligrar su respeto por las leyes antimonopólicas.
b) Ninguna empresa que detente una señal de televisión pública podrá al mismo tiempo ser operadora de cable; tampoco podrá una misma empresa abarcar más del 35% de un mercado.
c) Las licencias en las ciudades con más de 500 mil habitantes (en Argentina no son muchas) serán controladas por el Poder Ejecutivo y de una Autoridad Federal de siete miembros: 2 nombrados por el gobierno, 3 por el Parlamento y 2 por el Consejo Federal de gobernaciones.
d) La explotación de los espacios radioeléctricos se reservará en tercios iguales: para el Estado, para las ONG´s y para la comercialización.
e) El 70% de los contenidos televisivos (60% en el caso de las radios) deberá ser de producción nacional.
f) Las licenciatarias deberán informar por Internet la pauta oficial nacional, provincial o municipal que reciban.
Pese a que de la simple lectura no se encuentran grandes atropellos a la libertad de las empresas, sino resguardos coherentes con los límites que estas deben tener en una democracia, los medios de comunicación han apreciado de diferentes maneras la nueva medida.
Clarín ha titulado "El kirchnerismo aprobó la ley que le da al Gobierno más poder sobre los medios", mientras que sus cronistas dicen que esto es parte de "una ofensiva que no encuentra límites" (Van der Koy) o que simplemente busca un mapa de medios a su medida y "medios sumisos" (Roa).
Crítica dijo que "Kirchner ganó la batalla e impuso su ley de medios". Con recato, La Nación se limitó a anunciar que "El Senado aprobó la nueva ley de medios sin modificaciones". Y El País de España editorializó en contra al argumentar que: "la nueva ley de Medios Audiovisuales será un instrumento formidable en manos del gobierno y en contra del Grupo Clarín".
Personalmente, desde NoticiasRSE me he preguntado por qué motivo ninguna de las empresas periodísticas había incluido en su estrategia de sustentabilidad un rumbo político antimonopólico, que favorezca la apertura democrática y la pluralidad de opiniones. Quizás, la respuesta sea que ninguna ha tenido siquiera una estrategia de sustentabilidad.
Hasta ahora, los medios nacionales sólo hablan de Responsabilidad Social Empresaria por boca ajena. Es decir que se limitan a incluir entre sus contenidos la palabra de personas expertas y columnistas en la materia, entevistas a líderes responsables, espacios destinados a levantar la voz de las ONG's y a promocionar eventos que ellos mismos organizan para ensalzar la relación con sus grandes auspiciantes.
Pero ninguno ha propuesto en serio una estrategia de RSE. Ni han mostrado interés por el medio ambiente ni por reducir sus emisiones, ni han asumido una actitud cierta en la lucha contra el lavado de dinero, ni han consolidado la integración de la familia de su plantilla a su vida laboral, ni les interesa saber quiénes integran su cadena de proveeduría, etc.
Como he dicho, tampoco han propiciado una autoregulación en materia de monopolios. Y desde este punto de vista han perdido una oportunidad que espero comiencen a comprender de ahora en más: la sociedad lo precisaba; y ellos la desoyeron. Suena ilógico, ¿no?
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Nueva ley de medios: menos monopolio, más democracia
C&A extorsiona a su personal y cierra su filial argentina
Por Martín R. Santos. Hace tan sólo 22 días, llegó a mi casilla de correo una gacetilla de la Fundación C&A en la cual se anunciaba que durante este año la misma intensificaría su actividad gracias a un presupuesto de $3.000.000.
Las primeras líneas del artículo dicen: “En momentos tan complejos y difíciles, como los que mundialmente todos estamos viviendo, las organizaciones de la sociedad civil (como otros actores) se encuentran ante un doble desafío: mantener el trabajo de tantos años pero también generar, promover espacios desde donde adecuadamente se pueda dar respuesta a necesidades y problemáticas derivadas de la crisis. Con este complejo panorama, la Fundación C&A se prepara para iniciar su noveno año de trabajo dedicado a contribuir con la educación de calidad de niños, niñas y adolescentes…”.
Lo llamativo de esta comunicación es que hoy, la misma empresa que hace 7 días auspiciaba la semana de lectura bajo el lema “Leer es llegar más lejos”, ha comunicado de forma intempestiva a sus 1100 personas empleadas que ya no tendrían trabajo, pues había decidido (¿anoche?) cerrar sus locales en Argentina.
No sólo eso: C&A ha dado por tierra con todo su magnífico discurso de RSE prometiendo una doble indemnización, un seguro médico de un año y ayuda en la reinserción laboral. Pero no se lo ha prometido a toda su plantilla, sino solo a quienes aceptaran firmar el convenio. Pero eso no era todo! El convenio sólo estaría disponible como oferta por unas cuantas horas, y quienes no adhirieran antes de las 14 horas, quedarían fuera.
Atendiendo a la idea compartida días atrás en Twitter, acerca de iniciar un espacio llamado DesblablaRSE (cuyo objetivo era impedir que las empresas sigan inflando su discurso burbuja de RSE y dejen tanto blabla para cuando realmente tengan un respaldo práctico), creo que deberíamos pedir la baja de C&A de sitios como MapeoRSE y/o Comunicarse, en los cuales la misma figura como "promotor" y/o "miembro" del directorio de RSE en el país.
Por lo pronto, les dejo el enlace al artículo con el cual, algunos días atrás, la empresa y su fundación prometían trabajar al menos hasta febrero de 2010 por un país mejor.
Por si la empresa decide sacar dicha info, acá va un enlace alternativo. En todo caso, me lo piden por mail...
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Publicidad sexista: mil puntos por golpear a una mujer
Por Martín R. Santos. Según ha publicado el matutino Página 12, la multinacional Unilever se enfrenta en Argentina a una posible denuncia penal por “instigación al delito”, en concreto de violencia contra la mujer, debido a la última campaña publicitaria por internet de una línea de su desodorante masculino Axe.
Si bien la empresa aduce que no recibió cuestionamiento alguno de forma directa, lo cierto es que las diputadas nacionales Juliana Di Tullio, María Teresa García, Diana Conti y Marcela Rodríguez presentaron formalmente la denuncia por contener mensajes discriminatorios.
La campaña, que ya no está online, constaba de un juego ambientado en una época prehistórica y retaba al público a que pegara la mayor cantidad de garrotazos posibles a las mujeres que aparecían en pantalla. Dichas mujeres eran estereotipadas como “rubius voluptuosus”, “pechus medianus” o “simpaticus facilisimus”.
La ambientación ofrecía un mapa de cacería representado en la Ciudad de Buenos Aires y el juego ofrecía mil puntos por cada garrotazo aplicado a una mujer, mientras que descontaba otros tantos si el golpe se aplicaba, erróneamente, a un hombre.
Además, de las mujeres golpeadas emanaban corazones rojos que luego se desvanecían simulando ser sangre.
La web tiene otro ‘juego’ denominado Garrote o no?, consistente en decidir si golpear o no a mujeres reales, todas muy jóvenes, presentadas una por una en fotos. Al golpear a cada una se ofrecía el resultado de los garrotazos totales infligidos y se presentaba la siguiente foto.
Si les interesa leer el texto completo de la denuncia, pueden hacerlo aquí.
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